sábado, 10 de diciembre de 2016

Accidente del vuelo LMI2933

¡Buenos días lectores! Después de mucho tiempo sin escribir, me dispongo a volver, que la verdad, lo echaba muchísimo de menos, y para volver vamos a hacerlo con un tema interesante y que está ahora en liza, los accidentes aéreos y más concretamente con el del LMI2933.

Primero vamos a empezar hablando del avión, el cual era, ni más ni menos, que un Bae 146 (Bueno, una de sus variantes), un reactor regional en construcción entre los años 1983 y 2002. Este magnífico avión fue diseñado exprofeso para operar en situaciones adversas, donde no cualquier aeronave comercial se desenvuelve con soltura, un avión que servía tanto para volar de noche, como con mal tiempo como así demostró también poder aterrizar sobre pistas bien pavimentadas o poco preparadas, para lo cual dispone de un ala alta que le confiere una gran estabilidad en el vuelo, cuatro motores turbofan que le dotan de una gran potencia con una firma acústica francamente baja que a la vez le permiten operar en pistas cortas, un tren de aterrizaje tipo triciclo bajo de tal manera que hace posible que se pueda embarcar carga y pasajeros sin necesidad de contar con maquinaria, un espacio para entre 70 y 128 pasajeros (Depende del modelo) y una versatilidad tal que ha servido y sirve como avión de carga, pasajeros y de uso militar a lo largo de todo el globo.  Este avión aunque es cierto que padeció de unos cuantos accidentes con víctimas mortales, ninguno de los que he tenido noticia fue por culpa de la máquina si no más bien a causa del factor humano. Y la máquina en cuestión que nos ocupa con matrícula CP2933 la ví con mis propios ojos en el aeropuerto de Vigo en el año 2015, después de que la misma fue comprada y hubiese pasado la primera revisión en su nueva compañía, Lamia.

 Bae 146 de Airfrance

Bae 146 versión militar

Pues el accidente en cuestión tuvo lugar a las 22:00 horas del día 28 de noviembre del año 2016 cuando el avión realizaba la aproximación al aeropuerto internacional José María Córdova (Colombia) proveniente del aeropuerto internacional Viru Viru (Bolivia). El avión se estrelló en el denominado Cerro Gordo cuya elevación es de 3.300 metros, y lo increíble es que tras estrellarse, lo que quedó de él no estalló ni ardió, evidencia incuestionable de que a bordo ¡NO LE QUEDABA NI GOTA DE COMBUSTIBLE! Y os preguntaréis ¿Cómo pudo ocurrir esto? Pues es simple, la distancia que separa ambos aeropuertos es de unos 2.972 Km, cuando la autonomía máxima del aeronave es de 10 Km menos, y el avión al haber previo a su llegada otra aeronave en emergencia aterrizando, tuvo que esperar, con lo cual se quedó sin combustible, declarando además que se había quedado sin sistema eléctrico, precipitándose sobre el mencionado cerro. Y ahora viene la pregunta clave, porque el avión voló apurando hasta el extremo su autonomía y por qué las autoridades aeronáuticas lo permitieron. En mi opinión la respuesta a la primera pregunta es que un avión, cuanto menos combustible lleve a bordo (Menos peso), menos combustible gastará en el viaje y cuantas menos escalas y reportajes hagas más barato te saldrá el vuelo ergo más amplio será el margen de beneficios, y la respuesta a la segunda es que si bien Europa tiene un sistema de planes de vuelo, que creo, tiene una base de datos común que cruza los datos, el caso no es el mismo entre Bolivia y Colombia, por lo que según algunas informaciones la compañía al informar a Colombia del plan de vuelo, dijo que salía de un aeropuerto mucho más al sur de Bolivia por lo que según les constaba a las autoridades Colombianas su autonomía debía dar de sobra para hacer el viaje, con lo que aquí falló la coordinación entre autoridades.

 El avión en cuestión en el aeropuerto de Vigo

Restos del avión accidentado

Por lo demás en mi opinión el accidente ha sido el resultado de que ciertos países con legislaciones laxas en materia aeronáutica permitan que las compañías aéreas ahorren en seguridad para mejorar su margen de beneficios, y más en una compañía como Lamia cuyo propietario quiso vender las aeronaves de la compañía en su visita a Vigo a un empresario chino pero cuya operación fue cancelada por la encarcelación de este último, por lo que la compañía siguió operando como pudo contra los planes del propietario.

Y en definitiva me gustaría con este artículo desear que las víctimas inocentes de este innecesario y trágico accidente, fruto de la codicia humana cuyas garras han atrapado al mundo aeronáutico, vuelen en paz hasta su descanso final. ¡Buenos y seguros vuelos amigos!